41. La Torre del Ocaso
La tarde caía lenta sobre la ciudad universitaria, tiñendo de dorado las paredes del edificio donde Liora vivía. El ambiente era tranquilo, casi silencioso, hasta que un golpe suave contra la puerta rompió la calma. Liora abrió y encontró en el suelo un sobre de pergamino, sellado con cera púrpura. No había remitente ni dirección, solo un símbolo arcano que parecía brillar débilmente bajo la luz.
Liora lo levantó con cuidado y lo llevó al salón, donde ya la esperaban Ailén y Lía, quienes habían quedado para estudiar juntas.
-- ¿Qué es eso? -- preguntó Ailén, al notar el resplandor extraño del sello.
-- No lo sé --respondió Liora, rompiendo el sello con dedos temblorosos--. No tiene remitente, pero este símbolo... Lo reconozco de los libros de magia que he visto en la biblioteca oculta.
Lía se acercó, con el ceño fruncido.
-- ¿Un símbolo de brujos? --murmuró--. Eso no es algo que se vea todos los días, ni en la universidad ni en otro lugar.
Liora desenrolló el pergamino con cuidado. El