"la fuerza empieza cuando el débil dice basta"
Azura
El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas de la vieja habitación de piedra cuando sentí el calor del cuerpo de Grayson pegado al mío. Estaba enredado a mi cintura, con su mentón apoyado en mi hombro y su respiración lenta acariciando mi cuello. No quería moverme. Estaba tan agotada, tan llena de preguntas, que por un momento solo deseé congelar ese instante.
Pero sabía que no podía.
—Ya amaneció —murmuré con suavidad, girándome para quedar frente a su rostro adormilado.
Grayson abrió los ojos con lentitud. Me observó como si pudiera ver dentro de mí, como si su alma buscara la mía entre los restos de los sueños que me habían golpeado esa madrugada. Me estiré con pereza, soltando un suspiro largo mientras me incorporaba. Él me siguió, sentándose a mi lado, tomando mi mano con fuerza.
—Vamos a desayunar. Los demás deben estar esperándonos —dije en voz baja, sin mucha energía.
—Tienes esa mirada otra vez… como si estuvier