"el silencio estimula al verdugo"
AZURA
El silencio del templo era abrumador. Nos retiramos a los aposentos asignados, una cámara tranquila iluminada por cristales que pulsaban con una tenue luz azulada. Pero ni la calidez del lecho ni la presencia de Grayson podían calmar lo que se agitaba dentro de mí. Me senté al borde de la cama con las manos entrelazadas y la mirada perdida en la piedra del suelo. El templo había revelado verdades devastadoras… y aún sentía que apenas habíamos rascado la superficie.
No podía respirar tranquila. No mientras supiera que él… mi hermano… estaba allá afuera.
—Rosaly —susurré, cerrando los ojos con fuerza—. Háblame. No me escondas nada más. Te lo ruego. Si somos una, no puede haber secretos.
Su voz no tardó en llegar. Su tono era suave, casi arrepentido.
—No fue por maldad… ni por deslealtad. Fue protección.
—¿Protección de qué?
—De ti misma, Azura. Cuando desperté por primera vez en ti, eras débil y lastimada. Tenías el alma cubierta de cicatrices, el