Han pasado cinco años desde aquel día inolvidable en que Samuel llegó a sus vidas. Cinco años de amor, aprendizaje y momentos que habían transformado completamente a Clara y Lucas. La casa que habían compartido desde el nacimiento de su primer hijo ahora estaba llena de risas, pasos apresurados y el aroma cálido de la vida familiar. La rutina había cambiado, pero no de manera negativa; cada desafío había traído consigo recompensas inesperadas, y juntos habían aprendido a adaptarse a la dinámica de ser padres.
Clara estaba sentada en el sofá de la sala, con un libro abierto en sus manos, aunque su atención estaba más en los pequeños detalles de la vida cotidiana que en las páginas frente a ella. A su lado, Sofía dormía plácidamente en el moisés, su cabecita descansando sobre un pequeño almohadón. La recién nacida, de apenas unos meses, llenaba la casa de un silencio suave y tierno, interrumpido solo por el murmullo de Samuel mientras construía torres de bloques en el suelo.
—Mamá, ¡mir