El tiempo parecía pasar más rápido de lo que Clara había imaginado. Desde la presentación de su libro, todo había tomado un rumbo completamente nuevo. Aunque la emoción por el lanzamiento aún permanecía en su corazón, su mente estaba cada vez más enfocada en la llegada del bebé, que se acercaba a pasos agigantados. Cada día traía consigo una mezcla de sensaciones: emoción, nervios, amor y, por supuesto, muchas preguntas sobre el futuro. La espera era, sin duda, lo que más la absorbía en ese momento, y también lo que más la llenaba de vida.
Una tarde tranquila, mientras Lucas preparaba la cena en la cocina, Clara se acomodó en el sofá, acariciando suavemente su vientre. Era un gesto que había adoptado casi instintivamente desde que descubrió que iba a ser madre. A veces, se sorprendía de lo conectada que se sentía con el bebé, de lo real que comenzaba a volverse todo. Ya no era solo un proyecto de vida o una idea distante; ahora era una pequeña vida que crecía dentro de ella, un record