El día de la reunión con la editorial llegó más rápido de lo que Clara esperaba. Aquel martes amaneció con un cielo despejado, y la brisa matutina entraba suave por las ventanas del apartamento. La mañana comenzó tranquila, casi en contraste con el torbellino de pensamientos que le cruzaban por la mente. Lucas le preparaba café en la cocina mientras ella revisaba por enésima vez sus notas.

Aunque en los días previos había logrado calmar su ansiedad, el momento crucial traía consigo una sensación conocida: el nudo en el estómago. Era distinto a los nervios cotidianos; era esa mezcla de vulnerabilidad y esperanza que solo se siente cuando algo realmente importante está por suceder.

—Te irá bien —dijo Lucas desde la cocina, con esa seguridad serena que tanto la reconfortaba—. Recuerda, no es solo tu libro lo que les interesa, sino también quién eres tú como escritora.

Clara asintió, sin levantar la vista. Sabía que Lucas tenía razón, pero dentro de ella se debatían pensamientos más inten