Capítulo 13
Esteban se marchó ese mismo día.

Parecía haber envejecido varios años en apenas unas horas.

Fui yo quien le explicó a Lilia lo que había ocurrido.

—¿Estás enojada con mamá por no dejarte verlo una última vez? —Le pregunté.

Lilia negó con la cabeza, con esa madurez que ya se había vuelto parte de ella.

—Tío Esteban nunca debió ser un padre. —Dijo en voz baja. —Así que no me importa.

Establecí un negocio de cristales curativos junto a mis hermanas, tal como lo había hecho antes con Esteban.

Con el paso de los años, me convertí en la nueva alfa de la Manada Luna Plateada. Nuestra manada ganó prestigio por la calidad de sus cristales y sus excelentes propiedades curativas. Jamás engañábamos ni a jóvenes ni a ancianos.

Poco a poco, otras manadas comenzaron a apreciar nuestros productos y se abrieron canales de comercio. La fuerza económica de Luna Plateada creció de forma constante, los conflictos armados disminuyeron y nuestras habilidades de combate mejoraron gracias al entrenamiento reg
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