*—Callum:
Poco después, la señora Delacroix salió de la sala de descanso. A pesar del paso del tiempo, su porte seguía siendo impecable. Rondaba finales de los cincuenta, pero su elegancia natural, la frescura en su rostro y el aire altivo que la acompañaba la hacían parecer más joven.
—¿Nos vamos? —preguntó con suavidad mientras se acercaba.
Callum asintió, poniéndose de pie. Caminaron juntos hacia el ascensor, y bajaron en silencio hasta el primer piso. Fue en la recepción donde Callum se detuvo un momento, un tanto confundido. No sabía adónde se suponía que irían. Hasta ese instante, había actuado por inercia, recordando que pensaba ir a pie a la casa vegetariana cercana, pero ahora…
—¿Dónde desea ir? —le preguntó, girándose hacia ella.
La señora Delacroix se encogió de hombros con una sonrisa cordial.
—¿Dónde ibas tú a almorzar?
—En un restaurante vegetariano que hay a unas cuadras. No me siento bien del estómago, así que buscaba algo más ligero —explicó con sinceridad. Una sopa d