-Annabel-
Darius dio un paso hacia mí. Cada movimiento suyo parecía calculado, contenido, como si se contuviera de algo más que de tocarme.
—¿Y bien? ¿Nada que decir? —Susurró mirándome a los ojos.
No supe qué decir. ¿Cómo podía saberlo? Yo solo pensé que tenía que venir a este lugar y lo hice.
—Solo vine a buscar respuestas —murmuré, apartando la vista—. No tiene nada que ver contigo.
—Y supuestamente tampoco tiene que ver contigo. Así que no entiendo por qué estás aquí —sus palabras fueron un golpe suave, pero certero.
—Samantha era una bruja igual que yo. Quiero saber la verdad.
Di un paso atrás, necesitando espacio, aire… cualquier cosa que no fuera él.
—Mitad bruja. —Me recordó. Y eso era algo de lo que no quería hablar.
—No quiero hablar de eso —dije, tratando de sonar firme.
—¿Qué tengo que hacer para que me creas? —Su voz sonaba frustrada.
Guardó silencio un segundo, como si eligiera con cuidado las siguientes palabras.
—Sé que sientes el vínculo. Eso no puedes negarlo.
Mis