-Darius-
Los primeros pasos dentro del territorio me golpearon con una mezcla de nostalgia y alivio. El aire tenía un olor único, a hojas húmedas y corteza viva. A hogar.
No necesité anunciarme. Apenas crucé el límite en el bosque, un aullido se alzó en la distancia. Y como si el bosque hubiera contenido el aliento durante cinco años, los árboles se estremecieron. Y se empezaron a escuchar más y más aullidos. Estaban comunicando algo: el Alfa había vuelto.
Los centinelas me vieron primero, y sus rostros, en lugar de tensarse con desconfianza, se iluminaron. Uno de ellos, un joven que no pasaba los veinte, dejó escapar un suspiro antes de correr a dar el aviso.
—¡Es el príncipe Darius! ¡El Alfa ha vuelto!
¿Príncipe? ¿Todavia me decían asi?
El eco de mi nombre se esparció como fuego entre los árboles.
Cuando llegue a la plaza de la villa, me esperaban. Docenas de rostros conocidos, cuerpos que se habían curvado ante él cuando era joven, y miradas que alguna vez temió decepcionar. Esta