-Annabel-
Mi corazón se aceleró, pero después recordé que él no me conocía, así que no tenía por qué preocuparme. Pasó por mi lado y mientras yo esperaba que siguiera de largo no lo hizo. Se detuvo y me miró. Inspiró. Sus ojos se pusieron negros. Estaba embelesada, era muy distinto verlo en persona a ver un recuerdo. En el recuerdo solo me había llamado la atención, ahora en persona era algo que no podía describir. Lo necesitaba más cerca, yo quería que él me tocara. Lo anhelaba. Y lo hizo. Me tomó del brazo y me acercó a él.
Solo que de un momento a otro me empujó y se alejó.
–¿Qué fue eso? –Susurré para mí.
No pensé más en eso y me fui del terminal buscando un lugar donde pasar la noche. Mientras caminaba por las calles oscuras sentía que alguien me seguía, pero no veía a nadie. ¿Mi tía ya me encontró? Solo pensar en eso me asustaba. No estuve tranquila hasta estar resguardada dentro de una habitación.
Esa noche soñé con unos ojos negros que me transmitían paz.
A la mañana siguie