— Si dices eso teniendo a SunLight y Brisa Plateada, debe ser algo bastante importante.
— Lo es.
Continuamos cenando mientras hablábamos de algunos temas mas triviales como las aficiones.
— ¡No te rías de mi! — me dijo Emily completamente ruborizada mientras me secaba unas lágrimas de la risa.
— ¡Es... es... es que no puedo imaginarte haciendo bordados! — le dije mientras soltaba otra carcajada.
— No sé porque te lo he contado. — murmuró en voz baja.
— Porque somos novios. — dije intentando serenarme.
— Siempre os sorprendéis y reís. No entiendo el motivo.
— ¡Ay, Emy..! Es que eres tan apasionada de la forja y el taller, que es difícil imaginarte en una silla, con un bastidor y haciendo bordados con calma. Ambas cosas son demasiado diferentes.
— También me gustan algunas de las cosas que dicen que son de chicas.
— Te creo. Será divertido descubrir esos secretos ocultos envueltos en tu fachada de mujer ruda.
— Mírame, Esteban. ¿Crees eso de mi, ahora mismo? — Soltó el tenedor y me mir