Capítulo 61 —Felicitaciones, Cuervo
Narrador:
Eros no podía despegar los ojos de Sasha. Ni siquiera cuando Azucena se apartó de su boca con una sonrisa de triunfo, ni cuando los flashes estallaron a su alrededor, capturando la imagen de “la pareja perfecta”. Él solo veía una cosa: a Sasha. De pie entre la multitud, con la expresión desencajada, los labios temblando apenas, el mentón en alto… hasta que bajó la cabeza, giró y se alejó sin mirar atrás. El estómago de Eros se contrajo.
Sintió que todo el aire del salón se volvía denso. Que esa noche, esa pantomima, ese anuncio, acababan de partirla en dos. Y también a él. Aylin, lo fulminó con la mirada. No necesitaba palabras. Sabía lo que acababa de pasar. Lo supo por la forma en que Sasha reaccionó. Lo supo por la forma en que Eros no reaccionó a nada más. No a los aplausos, no a las risas, no al brazo de Azucena colgando del suyo. Y justo cuando dio un paso para ir tras ella, sintió una mano pesada sobre su hombro.
—¡Eros, hijo! —excl