Capítulo 158 —Aquí tienes, campeón…
Narrador:
La rutina de Natalia se repetía casi de forma calculada. Todas las mañanas salía con los gemelos hacia el colegio, siempre escoltada por las dos camionetas de seguridad. En la entrada, dos de los hombres quedaban de guardia, y el tercero la acompañaba en sus recados, manteniendo esa misma distancia relajada, como si la costumbre les hubiera adormecido la vigilancia.
Después de dejar a los niños, casi siempre hacía una parada en el mercado o alguna tienda del pueblo, para luego volver a la mansión. A media tarde, salía de nuevo para pasar por el colegio y regresar con ellos, en ocasiones deteniéndose en algún sitio a comprarles algo o darles un gusto, antes de encerrarse de nuevo en la propiedad.
La única variación llegaba los jueves. Ese día, después de recoger a los gemelos, el recorrido no terminaba en la mansión, sino en el centro deportivo del pueblo, donde tomaban clases de natación. El ambiente allí parecía distender a los custodios.