El ALFA MASHERANO
El ALFA MASHERANO
Por: Pandora
La familia Masherano

— ¡Por fin llegas Valentina Bianchi! ¿qué no sabes que llegar tarde es un grosería para las personas que te están esperando? parece que nunca aprendiste modales!

La mujer de mediana edad puso los ojos en blanco, cruzó las manos en las caderas y se paró en la puerta de la tienda de ropa de alta gama regañando a su hijastra

Berenice, la madrastra de Valentina, empezaba como siempre con los comentarios sarcásticos que tenía para la unica hija de su difunto esposo, la joven Bianchi, una hermosa joven de veintidós años que recién se había comprometido en matrimonio y está a punto de casarse, la dulce Val, había quedado huérfana a la edad de diez años, desde entonces ha vivido por años maltratada por su madrastra y su hermanastra Evangelina, las dos mujeres eran unas serpientes que no soportaban a la joven arqueóloga

Dentro de la sala de la tienda Berenice y Evangelina, quienes habían venido a probarse el vestido de gala para la esperada boda, estaban impacientes esperando su llegada, tenían que disimular ante la sociedad de élite en la que se movían, que eran buenas personas aunque estaban muy lejos de serlo

Berenice Gonzalez, ahora mismo estaba muy enfadada por qué sería Valentina la que se casaba con tan buen partido y no con su adorada y consentida hija Evangelina, a la que le daban todo.

— Mamá, Valentina es la novia, seguro es que se entretuvo en algo importante — Evangelina, quería aparentar una amabilidad que estaba muy lejos de sentir, odiaba a Valentina con todo su ser, pues siempre había sido más destacada en la escuela, más inteligente y a todos les parecía muy hermosa.

Valentina, esa tarde había terminado sus prácticas en el importante museo de la ciudad en donde hacía sus prácticas, estaba feliz por qué le acababan de ofrecer un trabajo de planta. su sueño dorado

Pero ahora el favor de la diosa de la suerte le había dado más que eso. El novio de Valentina le ha propuesto matrimonio. Se conocieron en el museo hace varios meses. Es un CEO rico y guapo, con el que comparte el gusto por las reliquias antiguas imaginar un hombre así pusiera los ojos en ella era algo que veía muy lejano pero que la vida le había concedido, por todo eso Valentina se enamoró muy rápidamente y accedió a su propuesta de compromiso y matrimonio, sin saber la desmedida envidia que causaba en Evangelina

Minutos atrás, el prometido de Valentina, pasó en su coche a por ella para llevarla a la exclusiva casa de novias que estaba a cargo de confeccionar el costoso vestido que su novio Elías Sotomayor, insistió en pagar.

La situación económica de Valentina no era buena, pero a Elias Sotomayor eso no le importaba sabe lo que ella vale como mujer y está dispuesto a hacerla su esposa

Con apenas diez añitos Valentina había perdido a sus padres, ella era su amada princesa, después de haber quedado huérfana se volvió una niña retraída y solitaria, Berenice y Evangelina le hicieran todo tipo de maldades, incluso le robaron su cuantiosa herencia, sus adinerados padres no la habían dejado desprotegida, pero su madrastra y su tío, le habían robado todo su dinero ese del que habían vivido los González, durante doce años tan cómodamente, en cambio Valentina tenía que trabajar diariamente para cubrir sus gastos.

Desde que Val, salió de la preparatoria no recibió un solo dólar de su millonaria familia, la joven trabajaba medio tiempo en el museo de la ciudad como ayudante del decano, pagándose ella misma la universidad, fue así como de enamoró de la arqueología, descubrir lo que por años había quedado oculto le apasionaba.

Todo esto enloqueció a Evangeline, para la sensual mujer, Valentina le estaba arrebatando el amor de Elías y el título de la señora Sotomayor, eso era lo que menos le perdonaba, por su culpa estaba perdiendo está preciada oportunidad de asegurar su futuro

A Evangelina le gustaba Elias Sotomayor desde hace muchos años, la familia Bianchi y la familia Sotomayor, coincidieron en la misma fiesta, Evangeline, conoció al CEO por primera vez en ese momento enamorándose de él a primera vista, originalmente era Valentina, quién asistiría pero Berenice se negó a dejarla ir, por lo que ese día no se pudieron conocer, pero el destino los uniría tiempo después en una visita que el hombre hizo al museo, Valentina conoció a Elias en su lugar de trabajo, había quedado flechada de amor casi al instante, nunca pensó que el importante hombre le correspondería pero para su buena suerte así fue, él también la quería como ella a él

Más importante aún, Evangeline Bianchi es la única socialité conocida entre las familias adineradas, y nadie sabe que Valentina también proviene de esta familia millonaria, admiraba al CEO por no importarle ese detalle que le apenaba bastante frente a él, ya que mientras Evangelina, asistía a fiestas, banquetes y reuniones, ella se dedicaba por completo a la escuela y su trabajo

— No la justifiques, cariño, así menos podrá aprender a comportarse como una señora de sociedad, por dejarle pasar todo es que se ha vuelto así, deberías aprender de tu hermana Evangelina, Valentina, algún día conseguirá un esposo mucho mejor que Elías.

Berenice no perdió oportunidad de volcar todo su sarcasmo y odio disimulado hacía la joven, pero Valentina, acostumbrada a que siempre se portaban de la misma manera con ella, trató de no darle importancia terminó de medirse el hermoso vestido guardando la ilusión de formar su propia familia, en su corazón.

— Por favor envíelo a mi casa, está es mi dirección — pidió la emocionada joven, ignorando las palabras de su madrastra.

Ahora era más fuerte, había aprendido a no dejar que las palabras de Eva y su madre la dañaran, a su vida llegó un maravilloso hombre que la trató con amor y llenó su soledad.

Apenas podía esperar para convertirse en la señora Sotomayor y dejar toda su infelicidad atrás, le ilusionaba ser ya la esposa de Elías, suponía que a él también, de no ser así no le habría propuesto matrimonio, ¿cierto?

Sin embargo, Elias Sotomayor había despertado el deseo y la obsesión de su envidiosa hermanastra, Evangelina estaba decidida a que Valentina no podía ser más feliz que ella, así mientras que el corazón de la joven arqueóloga se llenaba de ilusiones, el de Eva se llenaba de odio

Mientras tanto cerca de ahí, el funeral del Alfa Paulo Masherano, se estaba llevando a cabo en la ciudad de Nueva York, prácticamente toda la manada Moon Silver estaba presente, sus enemigos la manada de los pura sangre lo habían asesinado a traición, era por eso que sus hijos estaban rabiosos por dentro e impacientes por empezar la cacería, no descansarían hasta borrar a los sangre pura de la faz de la tierra.

El sucesor, Lizandro Masherano, quién siempre fue muy unido a su padre, guardaba en su corazón el dolor de su perdida, estaba de pié estoicamente mientras que el hombre lobo que lo cuidó, lo crío y lo protegió quedaba bajo tres metros de tierra para siempre, más de pronto un agradable aroma llegó hasta su nariz, un aroma a flores y fina madera, los favoritos del nuevo Alfa.

Su primer impulso fue buscar a su alrededor con esa mirada azul grisasea mortal que siempre tenía en su atractivo rostro, pero no podía encontrarla, estaba seguro que se trataba de su anhelada luna, la que ya tenía mil quinientos años buscando por cada rincón del mundo.

En un auto a unas cuantas calles, se encontraba la hermosa Valentina Bianchi, quién salía de la tienda de novias para subir al coche e ir a casa, por un momento sintió un pinchazo en el pecho, la joven se llevó una mano al pecho, la sensación era tan extraña, algo que jamás había sentido, una fuerte necesidad de algo, de alguien, la invadió con desespero, más poco a poco se fue calmando y se lo atribuyó a los nervios por la boda, Valentina, no sabía que el llamado de su Alfa había llegado hasta ella.

— Hermano, ¿qué te sucede? ¿por qué estás tan inquieto de pronto — Paolo, preguntaba a su hermano al verlo buscando algo con desespero.

Lizandro Masherano no respondió, salió en silencio del panteón buscando ese magnífico aroma que había despertado a su lobo Legoshi.

— * Búscala, ella es, es nuestra luna, la hemos encontrado, no la pierdas, es nuestra* — Legoshi, le hablaba por el link a Lizandro.

La buscaba, lo hacía pero no podía encontrarla, a la distancia la bella pelinegra sintió un pinchazo en el corazón, ella se llevó una mano al pecho, la sensación era demasiado extraña, era como si le faltará algo muy importante y una angustia creciera en su pecho, ¿pero qué? ella tenía todo en su vida ,un trabajo que le gusta mucho y el amor de su apuesto novio.

Valentina había terminado ya de probarse el vestido de bodas de sus sueños, no había más nada que hacer en el lugar, subió al auto y el chófer inició la marcha, haciendo que el Alfa Masherano, perdiera el rastro de su luna.

— ¡Maldición! ¡maldición! la perdí, perdí su rastro, mil quinientos años buscándola y se me escurre de las garras así de fácil, diosa luna ¿por qué hoy? ¿por qué la pusiste en mi camino este día tan negro para mí? ¿qué me quieres decir?

— ¡Lizandro, el sacerdote está diciendo unas palabras para tu padre! ¿qué es lo que haces aquí? — Samiré, el beta de Lizandro, llegaba a su encuentro, le había parecido muy extraño que su Alfa no estuviera junto a los demás despidiendo a su padre, el antiguo rey de la manada moon silver.

— ¡La encontré Samiré, encontré a mi luna!

— ¿Cómo? ¿qué? ¿tu luna? ¿en donde está ella? no la veo por ninguna parte — casualmente por el lugar paseaba una pequeña cocker spanish muy linda y adorable, Samiré la observó con curiosidad al mismo tiempo que le preguntaba a su Alfa — ¿es... es ella? por qué si que es linda.

— ¡No digas estupideces, Samiré! ¿cómo se te ocurre que mi luna va a ser esa cachorra? a veces me irritas tanto que...

— Es que dijiste que la encontraste, estás parado aquí y esa cachorra es lo único que se ve alrededor, no es mi culpa que lo pensara, son las circunstancias, si la encontraste en ¿dónde está ella? llevémosla a la mansión Masherano a que ocupe su lugar.

— Eso no va a ser posible por ahora, le perdí el rastro — dijo el Alfa, bastante irritado — terminaremos con el funeral de mi padre y la buscaré por todo Nueva York así tenga que tocar cada puerta de esta ciudad daré con ella y la llevaré conmigo.

Esa tarde y esa noche el Alfa Masherano estuvo de muy mal humor, se encerró en su despacho a beber de su whisky preferido, al día siguiente le esperaban compromisos muy importantes, subiría al trono y además quedaría como el CEO del imperio Masherano, empresas millonarios que solo servían para camuflajear el verdadero trabajo de la manada Moon Silver, por qué sí, eran en realidad poderosos mafiosos con una lista de enemigos interminable.

Muy temprano por la mañana, los hermanos Masherano, recibían en su sala de juntas a Elías Sotomayor y al tío político de Valentina, el empresario Carlos medina, llegaba a cerrar un millonario negocio, era el día de dejar plasmadas las clausulas para la sociedad.

Sotomayor, era un mafioso que cubría su verdadera identidad bajo las empresas de su familia, de algunos años a la fecha había subido como la espuma en los negocios legales e ilegales, solo le hacía falta una hermosa e inteligente esposa que pudiera presumir en sociedad, Evangelina, era hermosa pero su reputación no era tan excelente como la de Valentina, por eso es que había echo tratos con Carlos Medina y el enlace matrimonial con la bella Val

— Bienvenidos, adelante pasen, las clausulas está listas sobre el escritorio, por favor denles un vistazo y pregunten si tienen alguna duda — Lizandro Masherano, los observaba en silencio, el por supuesto sabía a la perfección lo que ahí estaba escrito.

— Señor Masherano, veo que todo está perfecto y los términos que acordamos son correctos, solo queda preparar el contrato y firmarlo — Elías Sotomayor, daba su visto bueno y podían proceder a la firma.

— Claro, ¿le parece que firmemos mañana mismo, CEO Sotomayor? estoy por salir de viaje y me gustaría dejar todo listo para antes de irme — Lizandro, como hombre de negocios práctico, quería que la alianza con Elías, fuera cerrada lo antes posible.

— Oh, me temo que mañana no me será posible, estaré muy ocupado casándome con la sobrina de nuestro socio el CEO Bianchi, por cierto sería todo un honor que nos acompañaran a la boda, después de todo seremos socios muy cercanos, deberíamos ir haciendo buenos recuerdos entre nuestras familias.

Lizandro quería negarse, pero el argumento que su casi socio le dió, no dejaba lugar para que se negara, no tuvo más remedio que aceptar asistir a la boda que sin saberlo era la de su bella luna con Elías.

— Está bien, aceptamos la invitación — el apuesto lobo habló por él y por sus hermanos.

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