Ven a vivir conmigo.
Ese mismo día en la tarde, Alejandra fue dada de alta por los médicos al igual que los lobeznos, por fin se los podría llevar, solo que... ¿A dónde?
Los hermosos cachorros ya estaban vestidos todos en un enterito azul, unas esponjosas orejitas sobresalían de sus cabellos, a ellos les gustaba estar así.
— Mis pequeños, se ven tan bellos en estos trajecitos. Ya es hora de que nos vayamos de aquí, por fin se terminaron las agujas y los medicamentos. Desde ahora serán los cachorros más sanos del mundo.
La madre hablaba con los traviesos lobitos. Ellos estaban despiertos y no dejaban de moverse.
Unos toquidos a la puerta la interrumpieron, ella no esperaba a nadie. La loba Sofía había comenzado a trabajar en el hospital, y le habían adelantado una parte de su sueldo, ella se lo había dado a Alejandra para que rentaran un lugar modesto para vivir.
— ¿Se puede? Veo que ya están listos para dejar el hospital, ¿Eh? Me alegra que los lobeznos estén mucho mejor. — Decía el Alfa m