Para el médico y la enfermera fue una sorpresa escuchar tal confesión, por supuesto que conocían a todos los estudiantes del prestigiado colegio. Aún así no tenían idea de lo que ellos eran.
Asintieron y se fueron con Lorenzo a uno de los quirófanos, tenían que hacer hasta lo imposible por salvar esa importante vida.
Leo entró, le habían pedido que esperara afuera, pero ya no pudo seguir en la sala de espera sin saber sobre el estado de su hermano, él vió a Joana en una camilla siento atendida por un enfermero.
— Joana, ¿Qué pasó con Lorenzo, donde está?
— Se lo llevaron de emergencia al quirófano, escuché que está muy grave y que deben llamar a tus padres, por favor Leo, llámalos, necesitamos a tu madre aquí, si Lorenzo no sobrevive, yo tampoco lo haré, ¡Apresurate!
— Los llamaré, no te muevas de aquí, deja que te atiendan las heridas, no saliste muy bien librada de esta.
En ese momento Lionel salía enyesado del brazo de un consultorio, le habían dado fuertes medicam