Aleska habla con sus padres.
Los tres hermanos habían sido atrapados, era como muchas otras veces que su padre estaba a por lo menos dos o tres pasos delante de ellos.
Pero si algo tenían esos jóvenes Alfas, es que no eran cobardes, le darían la cara a su imponente padre, como siempre.
— ¡Tíos, que gusto verlos! Saludaban los demás chicos, querían poder evitar el enfado de su tío, pero y no des posible. Los habían atrapado también.
— Mamá, no tengo razones ocultas para no haberte avisado, solo no quería verte... así, mírate, seguro lloraste todo el camino porque te preocupaste por Aleska.
— Por supuesto que me angustia la situación, ella es mi hija al igual que ustedes, además me duele que no confíes en mí, en que prefieras no contarme lo que pase, Leo, lo mismo va para los demás.
El rey podía sentir la tristeza, y decepción de su reina, ella pensaba que la consideraban una inútil. Pero la verdad era que solo querían protegerla.
— Cariño, no pienses así, los cachorros solo quieren cuidarte, eso e