Para el secretario Frost, era ciertamente curioso ver la escena: su jefe, un hombre que solía darle todas las responsabilidades de los negocios a sus secretarios, ahora le entregaba una exuberante documentación a Rachel Blaine.
Todo con una excusa más que rebuscada, en la que indicaba que solía hacer personalmente las negociaciones con empresas potenciales.
Esto era completamente falso; su jefe solo se involucraba en negociaciones con multimillonarios, y Joyerías Cosette, aunque era una empresa con gran potencial, no tenía los ingresos que su jefe siempre buscaba para dedicarle el tiempo correspondiente.
—¿Has leído esto? Es...
—¿Muy poco? —Rachel levantó la cabeza ante la pregunta de Alaric. Estaba completamente desconcertada. ¿Cómo que muy poco? Ese hombre le estaba ofreciendo ventajas que incluso su propia familia jamás le daría.
—No… es todo lo contrario, señor Winter. ¿Se da cuenta de que puedo estar estafándolo? —Alaric sonrió divertido ante la voz llena de conmoción de Rachel,