—¿Estás segura de esto? —La voz de Jared, llena de dudas, resonó en el lugar mientras observaba el imponente edificio frente a él—. Tal vez no sea buena idea. Estás jugando con fuego y puedes quemarte, ¿has pensado en la frase que dice “cuando juegas con fuego te puedes quemar”?

Rachel miró a Jared con una sonrisa, aunque él la miraba con seriedad, como si la situación lo tuviera muy preocupado y pensativo.

—Estás siendo demasiado meticuloso. No pasó nada en años, ¿qué podría pasar ahora que no somos nada? —El tono de Rachel era tranquilo, pues estaba convencida de que sus palabras eran ciertas.

—Lo dices porque eres buena manipulando todo a tu alrededor para que funcione como deseas, pero eres tonta cuando se trata de leer los sentimientos de las personas hacia ti... —La risa de Jared era un poema; era obvio que sus palabras eran una broma, no solo hacia él, sino también hacia ella.

—Soy un hombre que lucha por la atención de su prometida. ¿No te das cuenta de que no puedo perderte,