Briana Winter era ciertamente conocida como una mujer llena de poder y admiración.
O al menos, así fue durante muchos años, en los que se mostraba como alguien sublime ante los ojos de todos.
Aquello fue antes de ser expuesta por los Blaine y desterrada al campo por su sobrino, aquel que, tras ver a su propio hijo ser enviado al ejército, se percató de que este jamás había sentido amor filial.
A la primera oportunidad, se marchó con una mujer y hasta le robó a su madre antes de irse.
Esto le rompió el corazón a Briana Winter, pero cuando creyó que su mundo no podía ser peor, una luz llegó a su vida: Alexei.
El hijo de Alaric, a quien Briana comenzó a cuidar por petición de este, había regresado del exilio que su sobrino le había impuesto.
—Señora Winter, su hijo, me indicó que es posible que usted viniera a recoger al joven Alexei. Él se encuentra en el patio de juegos. Si desea, puedo llamarlo… —habló la maestra con amabilidad.
Briana la observó en silencio, mientras se preguntaba po