El auto avanzaba por las calles, el motor rugiendo con un sonido bajo y potente que a Destiny le pareció una burla.

Sentada en el asiento del pasajero, observó a Alaric al volante.

Había cumplido su promesa, fue por ella, sin dar lugar a la discusión, como si aún tuviera el derecho de hacerlo.

La arrogancia en cada uno de sus movimientos la irritaba profundamente.

—¿A dónde vamos, Alaric? —preguntó Destiny, su voz gélida. No pronunció su nombre de pila, sino su apellido, "Winter", como una pared invisible que los separaba.

Alaric se detuvo en un semáforo en rojo. Volteó a mirarla, su expresión era de absoluta calma. —Iremos a la cena de la familia Ayesa. Es algo de importancia.

Destiny frunció el ceño. Sus ojos se entrecerraron. ¿Acaso estaba buscando vengarse de ella por lo que ocurrió con las damas de la flor blanca? ¿La estaba llevando con su amante para que esta la humillara?

Le pareció la acción más perversa que podría haber hecho.

Quiso gritarle, descargar toda la furia que sent