El secretario Frost corría por los pasillos de las empresas Winter, parecía realmente preocupado, más cuando estaba a punto de entrar en la sala de reuniones y escuchó el gran grito que resonó en el lugar.

—¿A esto llaman propuesta? ¿Qué clase de ridiculez es esta? —El secretario Frost dio un pequeño salto al notar, a su ingreso en la sala de reuniones, cómo Alaric Winter lanzaba con brusquedad a la mesa la carpeta recién entregada.

—Lo lamento, señor, creíamos que...

—No les pago para creer, les pago para rendir en su trabajo... Tal vez debería conseguir personas más aptas para su trabajo...

Los empleados se habían puesto pálidos como un papel. Trabajar en las inmensas empresas Winter era el sueño de todos. Conseguir ser parte de un equipo de trabajo como aquel era una pesadilla, pero el renombre era impresionante.

Las empresas Winter se habían consolidado como uno de los lugares más acaudalados del mundo, su jefe, quien estaba tan concentrado en el crecimiento global, lo había conse