—¿Y por qué debería irme? Pienso que el que debería irse es usted, vaya con su hijo y no nos dé molestias… —la voz de Jared, llena de disgusto, resonó. Aunque lo escuchaba a la distancia, Rachel se sorprendió un poco.

Jared era conocido por ser alguien bastante pacífico, pero solo actuaba de esa manera cuando estaba muy enojado o cuando quería aparentar que no era un hombre débil a pesar de su orientación sexual.

—Lo que yo haga o no haga, no es de su incumbencia. Si no fue capaz de proteger a mi mujer y a mi hijo, ¿por qué debería estar tranquilo con su presencia aquí?

—¿Su mujer? Parece que está confundido, ella no es su mujer, es mi prometida, por lo tanto, es mi mujer y quiero que se largue, pues esa actuación de macho alfa no funcionará aquí…

Rachel escuchó un suspiro de impresión, y la voz de Sierra intervino: —Ya pueden parar, aunque los señores Blaine no se encuentren porque cuidan de Cosette, eso no les da autorización para discutir frente a una enferma. ¡Orión, haz algo! —Ra