La visita a su abuela, la había renovado, ella le recordaba a su madre, y haber recibido sus mimos, fue como una cura para su alma. Tras confirmar que la salud de su abuela era estable y que los gastos del tratamiento estaban cubiertos, Gracia dejó la mitad de sus últimos ahorros en el hospital, quería asegurarse de que todo seguiría marchando en orden.
Al salir, miró su telefono, frunció el ceño al no ver una sola llamada de su padre, ni ningún mensaje reprochándole como siempre, lo volvió a guardar en su bolsillo. Mientras caminaba por la calle, se sorprendió pensando en Maximilien. En cómo, a pesar de todo lo ocurrido la noche anterior, él no había dicho ni una palabra a su padre. ¿Por qué callar algo tan evidente, algo que podía ponerla en vergüenza? Tal vez no era tan mezquino como ella había creído. Tal vez… Maximilien no era el monstruo que su mente había creado.
Pasó frente a una pequeña galería de arte y, por impulso, entró. Hacía años que no pisaba una galería de ese estilo