41. Remo desenmascara a Ginevra
Marianné gimió de asombro, pero también de recibimiento, y como una autómata, respondió ante el contacto, sintiendo como la boca masculina la consumía y seducía con increíble placer.
Se separaron después de un instante, buscando el aire, aunque no se alejaron.
— Me alegra que todo haya quedado solucionado.
Ella sonrió.
— Yo también. Hoy… cuando fui a buscarte, lo hice pensando en arreglar las cosas — confesó con un tierno sonrojo en las mejillas.
Remo le besó la comisura.
— Anoche también fui a verte. Te dije cosas que no quería.
— Yo igual.
— Quiero que estemos bien, ¿de acuerdo? — ella asintió, más que encantada.
— Y lo de anoche, lo de… Fabio… Yo…
— Dejemos eso atrás. Eso no debería volver a ser un tema de conversación entre nosotros.
Ella torció una sonrisa triste.
— Pero… lo que quieres hacer con Fabio es injusto. Estás pidiéndome que acepte que lo refundas en la cárcel tanto como puedas.
— Marianné…
— ¡Por favor, es inocente!
Remo suspiró.
— ¿En serio crees que es