CAPÍTULO 33
Luna jadeó apretando las sábanas mientras todo su cuerpo temblaba con fuerza. No tuvo una noche tranquila, despertó varias veces entre sueños agitados o pesadillas inexplicables, y aunque su cuerpo le exigía descanso, su mente no dejaba de repetir las palabras de Alex. Las miradas, el modo en que le había tomado la mano y el modo… extraño… en que le había besado las lágrimas.
Por la mañana, miró sus ojeras frente al espejo y se arregló con esmero para dar una mejor cara al día. Se escurrió muy rápido, sin despertar a sus hermanos, y fue directo al trabajo como de costumbre.
Se perdió entre los informes, los registros, y la rutina que tanto apreciaba. Trabajó toda la mañana tratando de enfocarse en sus tareas, pero la conversación de la noche anterior la perseguía como una sombra pegajosa. Respondía correos, coordinaba entregas y analizaba datos con una eficiencia automática, pero su mente no dejaba de repasar cada palabra que Alex había dicho.
El “trabajar conmigo”, el “mu