CARLOS.
—¿Perdón?
—Ayúdame a ponerme de pie.
Por supuesto que la ayudé. La levanté con cuidado, la ayudé a limpiarse. Le busqué ropa de inmediato, la senté sobre la cama y me vestí veloz.
Tomé las laves de la camioneta, la billetera y salimos del apartamento directo al ascensor, a mi carro, donde la ayudé a subirse, aunque me di cuenta que ya podía hacerlo por sí sola y salimos de allí.
Intenté manejar como un hombre civilizado, pero los nervios me atacaban.
—¿Sabías que estabas embarazada? ¿Desde cuándo?
—No lo estoy. Maneja con cuidado, Carlos, por favor.
Asentí y bajé la velocidad.
—Ok, vamos a ver. Si no estás embarazada, ¿por qué me dijiste eso en el baño?
—El periodo aún no debe llegarme y estaba sangrando considerablemente. Sentía muchísimo dolor, Carlos. No te quise despertar, pero casi no llego a baño.
—Mierda, Olivia, coño, tenías que haberme dicho algo, ya estuviésemos en la clínica desde hace rato…. Ya estamos llegando. Menos mal que se me ocurrió vernos en ese apartamento