Punto de vista de Julio
Con toda mi atención fija en Luis, ansiaba escuchar su respuesta, pero no contestó mi pregunta. Ni siquiera lo intentó.
En cambio, dejó escapar un suspiro cansado, de esos que suelta la gente cuando se siente acorralada pero finge calma.
Apretó con fuerza el gran ramo de flores que había traído, arrugando el delicado papel de regalo.
—Julio —murmuró, frotándose la frente como si yo fuera quien lo exasperara—, deberías descansar. Hablaremos cuando te recuperes.
¿Descansar?
¿Después de todo?
¿Después del miedo, la sangre, el sonido de mi cuerpo contra el asfalto?
¿Después de que el coche me persiguiera?
¿Después del encuentro con la extraña mujer en mi apartamento, sonriendo como si ya supiera cómo terminaría mi historia?
Atónito, parpadeé mirándolo.
—Pero Luis… necesito saberlo. Mi voz temblaba aunque intentaba controlarla. «Si hay alguien más en tu vida, está bien. No te lo tendré en cuenta; de todas formas, nuestros caminos se separarán dentro de un año. Solo