Miranda Ferrer
Al día siguiente de la operación, Darién y el señor Álvaro llegan a primera hora juntos, Miranda a despertado y tiene miedo de que hayan hecho una locura de la que puedan arrepentirse.
—Buenos días amor. — Saluda Darién con un ramo de rosas en las manos.
—Por favor dime que no lo mataste. — Suplica Miranda.
—Desafortunadamente no pudimos hacerlo, porque llego la policía. — Le responde su padre, apenas Darién abre la boca.
— ¡Gracias a Dios!— Exclama Miranda
— ¡Miranda ese desgraciado casi te mata, merecía morir!— Ladra Darien.
—Se que todas las pruebas están en su contra, pero algo dentro de mí, me dice que él no sería capaz de hacerme daño. — Le defiende Miranda tocando su pecho.
—No puedo creer que lo defiendas. — Se queja Darién incrédulo
Está seguro de que cuando Miranda se entere de que jamás podrá volver a bailar no va a pensar lo mismo.
—Por lo menos le jodimos una pierna. — Suelta el padre de Miranda, tomando asiento tranquilo, parece que tuviese nervios de acer