Darién Ferrer
—No creas que estoy feliz con la relación que tienes con mi hija. — Suelta el señor Hill, en el asiento de copiloto, mientras Darién conduce a toda velocidad.
—Lo tengo claro, usted tampoco es de mi agrado, pero tratare de llevar la fiesta en paz por mi mujer. — Le responde Darién, sin quitar la vista del camino.
—No sé qué clase de enfermedad mental tiene mi hija para fijarse en un tipo como tu. — Escupe Hill
— ¿Quieres saberlo?— Cuestiona Darien con doble sentido.
—Eres un idiota. — Le responde molesto, no puede creer que se atreva a burlarse de él en ese momento.
—Lo he sido, he cometido muchos errores, pero voy a enmendarlos. — Le promete Darién, poniéndose serio y empuñando con fuerza real volante.
—El daño que le hiciste a mi hija es irreparable, su reputación esta en el suelo por tu culpa. — Le responde el viejo.
—También cometió sus errores, no ella no debió ocultar la existencia de mi hijo. — Le responde Darién.
— ¡Ella viajo a decírtelo, y no la escuchaste!— Le