El ver su cara de horror, más que de vergüenza, lo hizo resarcir de alguna manera sus palabras.
—Quiero que me cuides, ebrio, no sé qué soy capaz de hacer.
—Supongo que puedo hacerlo, eso de cuidarte por esta noche—Suspiro aliviada, por un instante la idea de estar solos, en su habitación, de noche, le hicieron sentir un temor terrible, nunca había estado con alguien, el miedo que le provocaba su propio reflejo, siempre había ocasionado que la sola idea de que alguien la viera totalmente como es, lograba ser su mayor trauma.
El recepcionista del edificio, se ofreció a ayudar, pero Chris, lo detuvo de manera casi indetectable para la pobre Evelyn, que trataba de mantenerlo en pie.
—Preciosa, solo tú me puedes mantener en pie.
—¿Cuál es tu piso?
—El último, el pent house.
—¿Qué hago? Yo, en un sitio como este, con un hombre tan atractivo, Evelyn, donde te estás metiendo, Alana, diría que estoy loca y salía huyendo, pero no puedo dejarlo solo.
Los pensamientos, las dudas, nadaban en su c