—Ese amigo tuyo es un poco confianzudo—Mientras se metía un trozo de lasaña de mariscos a la boca, se lamentaba haber pedido sin preguntar, porque no la iba a besar con ese olor, después de todo, todas caían en la primera cita, con el vino podría ayudar también, aunque nunca había tenido que emborrachar a ninguna de la lista.
—Es que soy como su hermanita, siempre trata de protegerme en lo que puede.
—Qué bueno. Como su hermanita, después de todo soy muy celoso, cuando alguien me gusta.
Cuando ella escuchó eso, estaba a punto de atorarse con la lasaña. ¿Le gustaba? Una risa nerviosa la siguió después de aquel ataque, sus mejillas estaban poniéndose rojas como un tomate sin poder ocultarlo. ¿Era una declaración o un chiste? Pensaba ella, pero también sabía e imaginaba que lo primero era imposible.
—Qué gracioso.
—¿Gracioso? Te lo dije, Evelyn, me gustas, me llamaste la atención desde la fiesta, no miento cuando te digo que me impactaste. — Eso era verdad, desde que la vio, supo que ell