KELLEN
Una vez que terminamos con esos cabrones, por esta noche, obviamente, esperamos a que Acosta regresara, solo para escuchar una noticia nada agradable. Mientras llegaba a las bodegas, nos dimos una ducha. El olor metálico impregnado en mi ropa fue suficiente para querer quitármela de encima, además, de que es la sangre de esos hijos de puta.
Necesitaba que Acosta llegara lo más pronto posible, para que me diera informes sobre Breen. Quiero saber que se encuentra en buen estado y lo que más deseo es hablar con ella. Quizá la vaya a ver por la mañana, ahora debe de encontrarse descansando. Ya después hablaré con Amina, para decirle que Breen se encuentra a salvo y ahora sí, podrán verse cuantas veces quieran.
Escuchamos su auto y esperamos a que se estacionara y bajara de él. Su rostro no mostraba ninguna emoción, pero antes de hablar de Breen, primero pregunté cómo le fue en casa de los Adams; seguro que no esperaban esa sorpresa.
—Acosta, ¿cómo te fue en casa de los Adams? ¿Reci