ADAM
No tenía la menor idea, de que cometería la estupidez más grande del mundo y sería yo quien terminaría con Amina. Por miedo e imbécil, me arrepentiría de esa tonta decisión.
AMINA
Sentía mi cuerpo demasiado dolorido, y no entendía por qué. Abrí los ojos lentamente, trate de moverme, pero algo en mi mano lo impidió, así que mire hacia esa dirección, para darme cuenta de que una aguja se encontraba clavada en mi mano.
Fue entonces cuando recordé lo que había sucedido con Adam, como fue que terminó todo, mi reacción en cuanto puso un pie fuera de la habitación, miré hacia el espejo que se supone debería estar ahí, pero ya no se encontraba, entonces la voz de Kellen, retumbo en mi cabeza.
—Amina — miré hacia dónde provenía esa voz.
Kellen tenía los ojos rojos, pero algo en su mirada parecía no presagiar nada de bueno, se acercó a mí y me observo, sus ojos se clavaron en los míos, como esperando a que le dijera algo y la verdad es que no sabía que es lo que quería escuchar.
—¿Se puede