TODOS LOS BESOS DE TU BOCA. CAPÍTULO 4. Nuestro turno
TODOS LOS BESOS DE TU BOCA. CAPÍTULO 4. Nuestro turno
Rebecca llegó erguida y despampanante a la oficina, aunque apenas había dormido. El tráfico de Nueva York estaba insoportablemente lento, y el ruido de los cláxones había sido como un martillo constante sobre su cabeza. Cuando entró en el edificio de Industrias Callaway, subió al piso doce y apenas cruzó la puerta de su oficina, vio a Seija y a su padre esperándola y conversando animadamente.
—¡Qué maravilloso es verlos nada más llegar! —suspiró Rebecca, colgando su bolso y abrazando a cada—. ¿Ya prepararon el interrogatorio?
Seija sonrió con picardía.
—Noooo, yo no haré preguntas indiscretas delante de su padre.
—Su padre está muy relajado —replicó Curtis con una mueca de indiferencia—. Los salmones del gusaracho no nadan río arriba, así que ya sé que no tendré nietos. Nada más me preocupa.
Si Rebecca hubiera estado bebiendo algo, de seguro lo habría escupido, pero su padre solo le dio una amable palmadita en la espalda, de esas l