CAPÍTULO7: Planes en las sombras
Rebecca se acomodó en el asiento trasero del taxi mientras la ciudad se desdibujaba al otro lado de la ventanilla. El auto avanzaba por calles estrechas, flanqueadas por árboles antiguos y casas que parecían detenidas en otra época. La última parada fue una reja negra con pintura descascarada y un portón que crujió al abrirse.
La propiedad Callaway se levantaba modesta entre un jardín descuidado y muros cubiertos de hiedra. No era la más grande, ni la más lujosa de todas las que figuraban en la lista de inmuebles de su padre, pero justamente por eso era perfecta para lo que necesitaba ahora: un lugar donde pasar desapercibida.
El taxi se detuvo con un ligero chirrido de frenos y Rebecca bajó con su pequeña maleta de cuero gastado, sintiendo cómo el aire fresco de la mañana le pegaba en la cara. La puerta de la casa se abrió antes de que tocara el timbre y allí estaba su padre, con esos brazos abiertos en los que no se refugiaba desde hacía dos años.
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