CAPÍTULO 59. Una pieza importante
CAPÍTULO 59. Una pieza importante
Henry llegó a su casa con la sensación de que, por primera vez en mucho tiempo, podía respirar sin presión. Todo estaba en paz; el silencio no tenía la tensión habitual que marcaba la presencia de su familia o los problemas pendientes. Caminó despacio por el pasillo principal, sintiendo cómo la calma lo invadía y le daba un poco de espacio para ordenar sus pensamientos antes de llamar a una de las muchachas del servicio.
—Angela… por favor, saquen las cosas de Rebecca de mi despacho y llévenlas a mi habitación —dijo sin asomo de dudas, mientras se detenía frente a la puerta del despacho—. Y emmm… acomódalas en mi vestidor.
Las chicas del servicio asintieron y comenzaron a trasladar cajas, acomodando todo con cuidado. Mientras tanto, él se acercó a la caja fuerte, y metió de nuevo dentro el diario de Rebecca. Había leído más de lo que su conciencia podía soportar sin dar el salto drástico hacia la acción. Y esa acción era empezar a compensarla.
Cerró l