CAPÍTULO 34. Un filo bajo la capa de ternura
CAPÍTULO 34. Un filo bajo la capa de ternura
El gesto fue rápido y furioso, ¡literalmente! Y la bofetada que hizo que Henry se llevara una mano al rostro, con los ojos desorbitados por el impacto aunque, extrañamente, ese impacto no estaba particularmente plagado de sorpresa. Su mirada se cruzó con la de Julie Ann, que venía llena de indignación hasta que de repente retrocedió, balbuceando como si la golpeada fuera ella.
—No puedes… no puedes… hablarme así, Henry, yo… yo soy la madre de tu hijo... —tartamudeó abrazándose el cuerpo y pestañeando como si tratara desesperadamente de recomponerse—. No puedes… decirme esas cosas…
Volvía a ser infantil, tierna, volvía a ser la chica que había llorado dos días cuando se había enterado que iba a casarse con otra. Pero Henry ya había visto un filo bajo esa capa en particular, a la mujer que le había mentido por dos años para gastar su dinero como si él se lo hubiera negado. Y quizás ese era el problema: que Henry jamás le había negado a Julie