AMOR EN TIERRAS SALVAJES. CAPITULO 31. Miedo
AMOR EN TIERRAS SALVAJES. CAPITULO 31. Miedo
El vuelo se le hizo extremadamente largo, porque una parte de él, la que hacía mucho tiempo había olvidado que seguía viva y palpitante, se quedaba con Chelsea en Nueva York, pero con todo lo que estaba pasando, no tenía más remedio que volver a casa lo más pronto posible.
Cuando finalmente aterrizó en Canadá, buscó su camioneta en el estacionamiento del aeropuerto, pero en lugar de seguir el camino a su cabaña, detuvo el motor frente a la vieja casa de su tío abuelo Bill y se quedó un momento dentro del auto, respirando hondo. Sabía que no sería una visita agradable, pero los mensajes del fin de semana le habían dejado claro que ya no había espacio para el silencio.
Cuando bajó, vio que las luces de la entrada estaban encendidas y que había al menos dos camionetas más en el camino de tierra. Perfecto. Estaban todos. Era justo lo que necesitaba… o lo que menos quería, dependiendo de cómo se mirara.
Empujó la puerta sin tocar y vio que Bill