El resto del jueves transcurrió en una atmósfera de tensa calma. Después de la llamada con Alexis, Isabel se sintió extrañamente serena. El plan estaba en marcha. Las piezas estaban en su sitio. Ahora solo quedaba la parte más difícil: esperar.
Esa tarde, ejecutaron el primer movimiento. Samanta, desde su oficina, compartió la carpeta en la nube, "OMNIA - FASE 2 - CONFIDENCIAL", con los dos contactos de nivel medio que habían identificado en Omnia. El cebo, brillante y venenoso, estaba en el agua.
Esa noche, en casa de Isabel, el silencio era denso. Jared había cancelado sus propios compromisos para estar con ella. No hablaban mucho. Intentaron ver una película, pero ninguno de los dos pudo concentrarse. Los ojos de Isabel se desviaban constantemente hacia su portátil, abierto sobre la mesa de centro, donde Jared había instalado el software de seguimiento. La pantalla mostraba un mapa del mundo y un indicador en gris: "Sin activar".
—¿Crees que funcionará? —susurró Isabel en la oscuri