CLARIS:
Me quedé inmóvil por un momento, observando cómo mi odioso y huraño jefe, el gran Alfa Kieran Theron, temblaba ante el solo pensamiento de que lo rechazara. Lo disfrutaba, mientras escuchaba a mi loba Lúmina protestar en mi mente.
—No lo humilles así, es nuestra pareja destinada. Leímos su alma, no mintió; jamás ha mirado a Chandra Selene con esos ojos con los que nos mira ahora. No le contesté, a pesar de que tenía razón. No sabía cómo, pero reconocí la verdad en las palabras de Atka; el cobarde humano se había escondido detrás de su lobo y lo había hecho disculparse primero. Quería saber hasta dónde era capaz de aguantar el engreído y prepotente Alfa Kieran Theron por el miedo a que yo, su Luna, lo rechazara. —Somos su Luna, no debemos exigirle eso —protest&oacut