KIERAN:
Mis ojos vagaron por el cielo crepuscular, donde los matices de púrpura se mezclaban con tonos oscuros, como si la noche quisiera apoderarse del día en un vaivén interminable. Durante un fugaz momento, dudé. No de mis habilidades, ni de mi propósito, sino de lo que podía significar confirmar esa verdad. Si las gemelas, esas humanas frágiles en apariencia, eran realmente las Lobas Lunares, todo cambiaría.
Sentía hoy más que nunca el peso de siglos de responsabilidad sobre mis hombros. Atka rugió dentro de mí, inquieto queriendo ir a ver a las gemelas. —Kieran… —Fenris me arrancó de mis pensamientos. Cuando giré a verlo, su mirada ansiosa me lo dijo todo.—Estoy yendo —dije al fin, con firmeza, y con un cansancio que no logré ocultar del todo—. No son dudas las que tengo, más bien te