CLARIS:
Habíamos recorrido todo el hermoso orfanato. Era un imponente edificio que contaba con todas las comodidades y más. Las habitaciones no eran compartidas; cada niño tenía la suya, y los hermanos ocupaban unas más amplias juntos. Lo mejor de todo era que cada una estaba decorada según sus gustos.
—Vaya, esto es fantástico —exclamó Clara emocionada—. ¿Se fijaron que hay un pabellón para cada edad?—Me di cuenta de que hay hasta adultos —dije asombrada; era increíble. Me giré hacia el amable doctor Gael, quien nos acompañaba—. ¿Hasta qué edad los tienen aquí?—Hasta que logran independizarse. Algunos deciden quedarse a trabajar aquí; nadie está obligado a irse —respondió Gael con orgullo.La calidez con la que el doctor Gael hablaba sobre el orfanato era contagiosa, y no pudKIERAN:La densa niebla que nos rodeaba parecía palpitar al ritmo de nuestros corazones. Cada paso que dábamos reverberaba con un eco de desafío, como si el suelo mismo nos susurrara que siguiéramos adelante. A nuestro alrededor, la magia se entrelazaba con el aire, formando hilos dorados que titilaban bajo la luz tenue del crepúsculo.—¡No se acerquen! ¡El Alfa Kieran Theron ya domina el poder Carmesí y el Místico! —escuché una voz que me pareció extrañamente familiar. Era Chandra Selene, la hija del alfa Aleh. ¿Qué hacía ella allí?—Atka, dime si me equivoco, ¿es Chandra? —pregunté a mi lobo.—¡Lo es! —contestaron los tres lobos: Atka, Magnus y Roan—. Es la hija del alfa dos lobos del norte. ¿Cómo…?Solo podía haber una explicación para eso: o era una
CLARIS:El silencio momentáneo que siguió a mi pregunta me impresionó; mis hermanas no solían hacer eso. Estaba llena de incertidumbre y curiosidad; era la misma pregunta que nos envolvía a todas como un abrazo inesperado. Clara y Elena intercambiaron miradas, esas que solo pueden compartir hermanas en momentos de complicidad y comprensión.—No podemos sacar conclusiones apresuradas, Claris —dijo finalmente Elena, tratando de parecer neutral—. No conocemos a Kieran, pero dudo que si tuviera una relación con ella, te hubiera llevado a su casa y te estuviera pidiendo una relación. No empieces a sabotear tu propia vida antes de que ni siquiera inicie.Clara asintió con la misma serenidad que siempre intentaba transmitir. Vino corriendo y pasó su brazo por mis hombros.—Claris, ¿no dijiste que te volvía loca? Disfruta, por una vez en tu vida, de un hombre com
CLARIS:Nos alejamos rápidamente por el pasillo principal, tratando de desaparecer entre la multitud que llenaba el mercado aquel día. Elena soltó un suspiro de alivio, aunque el nerviosismo aún relucía en su mirada.—Esos Craon son problemáticos —dijo en voz baja, mirando brevemente hacia atrás, como si esperara ver sus sombras todavía persiguiéndonos.—Sí, pero al menos parece que Kieran estaba pendiente de nosotras —respondí, tratando de apaciguar las dudas que todavía revoloteaban en mi mente. Me había gustado mucho que nos cuidara, aunque eso me hiciera sentir vigilada.—¿Les dijiste que nos sigan? —preguntó Clara, con curiosidad y un toque de preocupación.—No exactamente —confesé, sintiendo un leve rubor en mis mejillas—. Aunque de alguna manera, siento que Kieran siempre s
KIERAN:Todo era muy confuso en este orfanato en medio de la selva. Pregunté por los cuidadores y me dijeron que eran dos mujeres que habían muerto tratando de sacar a los niños del fuego; no había nadie más. Luego miré a mi Beta, Fenris, que todavía esperaba por mi respuesta. —¿Por qué me lo preguntas si sabes la respuesta? —dije, sintiéndome de pronto muy cansado y molesto—. Los llevaremos a la manada; los brujos sabrán qué hacer con ellos y nos dirán si son reales o si son como los demonios que acabamos de ver hace un rato. Fenris asintió y comenzó a organizar todo junto a Rafe. Quería salir de allí cuanto antes; estaba seguro de que nos estaban vigilando. Cada poro de mi piel me lo advertía. Tomé mi teléfono, asombrado de que funcionara en medio de aquella espesa selva.
CLARIS:Me quedé observando el teléfono con incredulidad. Si los guardias no eran de Kieran, entonces, ¿de quién? Miré a Elena y Clara, que esperaban que les contara todo, lo cual hice en breves palabras. —Dice que mandará a Gael por nosotras. Pero creo que mejor nos escabullimos. ¿Qué opinan? Tengo miedo —dije al ver su expresión de desconcierto. —Podemos llamar a tu amigo, Elena. Me refiero al científico Jerry. —Ya se fue de la ciudad. Tenemos que arreglarnos solas; no podemos confiar en nadie —dijo, pensativa. Estábamos en una tienda de lencería en la tercera planta. Ahora sabíamos que los guardias que nos habían salvado de los Craom eran en realidad otros que nos estaban siguiendo, y no quería que ellos nos atraparan. Podía ver cómo estaban distribuidos por las tie
CLARIS:Me quedé quieta observando cómo discutían entre ellos, alejándose; Sarah al frente y Gael parecía rogarle. Había algo extraño en su relación. Luego miré el mensaje de Elena.—No se vayan si ven a Sarah con Gael. Mandé a unos hombres en un auto por ustedes; les dirán mi nombre completo. Si no lo hacen, no son los míos —nos quedamos mirando el mensaje, sin comprender qué estaba sucediendo entre ellos.—¿Saben qué? Sus novios son muy complicados. Escribiré a Fenris y verás cómo soluciona todo —dijo Clara mientras lo llamaba—. Fenris, estamos escondidas y no sabemos en quién confiar. Dime qué hacer.—Amor, no puedo hablar mucho, pero simplemente dile al vendedor que cierre la tienda y que no se muevan de ahí. Nosotros asumiremos todas sus pérdidas —se escuchaba mucho ruido al otro lado, lo que nos intrigó—. En un rato irán por ustedes; sabrán que son de nuestra parte porque entrarán por el almacén.—¿Ven? Ese es mi novio —dijo Clara, sentándose decidida a seguir sus instrucciones.
KIERAN:Me subí al auto rápidamente, observando por el espejo retrovisor cómo los gemelos se aferraban al pequeño bulto que era el bebé. Sus ojos brillaban con desconfianza, pero al menos ya estaban dentro del vehículo. Atka gruñó en mi interior, sus sentidos en máxima alerta.—Fenris, quiero dos autos adelante y dos atrás —ordené mientras arrancaba el motor—. Si notas algo extraño, cualquier cosa, me avisas de inmediato.Mi Beta asintió con firmeza antes de cerrar la puerta y dirigirse a su propio vehículo. El convoy se puso en marcha, pero la sensación de peligro solo aumentaba. El bosque que nos rodeaba parecía más oscuro de lo normal, como si algo antiguo y poderoso nos observara desde las sombras.La noche nos envolvía mientras los autos se alejaban a toda velocidad del lugar; cada segundo
KIERAN:Guardé silencio ante la pregunta de Claris; no quería mentirle, pero sentía que aún no era el momento de revelarle esa verdad. La escuché mientras me narraba todo lo que había sucedido en el mercado con lujo de detalles. Necesitaba hablar con mi primo Gael; no había querido advertirle que Sarah, su pareja destinada, solo lo estaba utilizando y que planeaba traicionarme. Era un omega muy fiel, mi única familia, y lo quería como el hermano que nunca tuve. Aunque se suponía que no debía cambiar nada del pasado, no soportaba la idea de que ella siguiera manipulándolo; era un excelente doctor.—Claris, en este mundo existen muchos seres que desconocemos. No tengo derecho a desmentirte; no sería capaz de hacer algo así —hablé con toda la suavidad que pude mientras nos desplazábamos por el camino de piedra, tratando de que los cachorros no se cayer