247. UNA NUEVA REALIDAD
KAESAR:
Le había cedido el control a mi lobo Kian para que amara también a la humana Claris, con la esperanza de que él, como la vez anterior, se conectara con ella. Sin embargo, no encontró nada sobrenatural en ella. Al finalizar, por fin nos quedamos dormidos uno al lado del otro.
Los rayos del sol nos despertaron al chocar contra mi piel. Mi casa de cristal estaba completamente iluminada. Me sorprendí de haberme quedado dormido hasta esa hora, ya que siempre me levantaba en la madrugada. Claris seguía profundamente dormida. La tomé en mis brazos y la llevé a la cama, donde se acurrucó abrazada a la almohada.
Fue entonces cuando vi los dos puntos de mis colmillos en su cuello; me apresuré a pasar la lengua para hacerlos desaparecer.
—Kian, te dije que no la marcaras —le reproché a mi lobo mientras entraba al baño para darme una ducha fría.
—No lo hice, solo quería comprobar que era humana, que no había en ella nada sobrenatural —dijo tristemente—. No es nuestra Luna, es s