KIERAN:
La tensión en el aire parecía ceder, aunque solo un poco. Claris inclinó la cabeza en una muestra de gratitud humilde, pero el temple en sus ojos denotaba determinación. Era la misma humana que había entrado en mi despacho cuando mi beta la contrató como mi asistente, decidida a todo con tal de no perder su trabajo. No había cambiado en ese aspecto. Pero la Claris que ahora estaba frente a mí mantenía aquella valentía y coraje, aunque al mismo tiempo era diferente: más consciente de su papel, más fuerte.
—Gracias —dijo serenamente, mirando tanto al consejo como a los integrantes de la manada reunidos—. Prometo demostrarles que su confianza en mí no será en vano. No lo haré porque quiera ser aceptada apresuradamente, sino porque amo a esta manada y haré todo lo que esté en mi poder para protegerla y trabajar por su b