112. LA NEGACIÓN
CLARIS:
Me quedé mirando a mi alfa sin decir nada de inmediato, no entendía porqué me estaba preguntando eso. Aunque no se me escapó como su expresión cambió, como si le estuvieran enterrando una daga en su pecho.
—¿Y qué se supone que debo hacer? —dije finalmente, bajando la voz—. ¿Convertirme en lo que tú esperas de mí? ¿Pasar cada segundo de mi vida preocupándome por una manada que únicamente te pertenece a ti? —y fue cuando dije algo que lo dejó sin palabras—: ¡No me gusta ser una Loba! ¡No me gusta! ¡No quiero ser la Luna de nadie!
Después de que tuve a los gemelos, mi vida giró por completo en torno a ellos. No quería gastar energía en nada que no estuviera relacionado con su cuidado. Mi mundo era sencillo. Ellos eran mi prioridad y mi único propósito. Disfrutaba del amor y la protección de Kieran, quien había asumido su rol con la intensidad con la que vive todo. Era el Alfa de Alfas, pero escapar de las batallas lo consumían como una herida abierta.
Escapar, era algo