La brisa gélida del Bosque de las Lamentaciones los acompañó mientras Aeric y Lysander se alejaban del claro sagrado, con el secreto del Omega resonando en sus corazones. La revelación había sido profunda, transformadora, pero también inquietante. El camino hacia la paz y la armonía no sería fácil, y las sombras del pasado se cernían sobre ellos, amenazando con engullirlos en la oscuridad.
Elías, el guardián del bosque, los acompañó hasta los límites de su dominio, su rostro sereno pero su mirada cargada de preocupación. "El secreto que ahora poseen es un faro de esperanza, pero también una carga pesada", les advirtió. "Muchos buscarán arrebatarles ese poder, y no se detendrán ante nada para lograrlo."