POV Martina

El amanecer se asomaba apenas entre los edificios de Manhattan cuando abrí los ojos. No había dormido más de dos horas. El sonido lejano del tráfico, el murmullo del viento entre los ventanales del hotel… todo me parecía ajeno. Mi mente seguía fija en un solo nombre: Adrián. Habían pasado apenas veinticuatro horas desde que Marcela fingió ser una donante desesperada. Su actuación había sido impecable. Él no sospechó nada. Cayó en la red como siempre hacía con sus víctimas: confiado, altivo, convencido de su poder.

Y esta vez, esa arrogancia sería su ruina.

Encendí el teléfono y marqué.

—¿Dante? —pregunté apenas contestó.

—Estamos listos —respondió su voz grave al otro lado de la línea—. Marcela está preparada, y el equipo en posición. ¿Seguimos el plan?

—Sí. Hoy terminamos lo que empezó hace cinco años.

Dejé el móvil sobre la mesa y respiré hondo. Por primera vez en mucho tiempo, no sentía miedo. Solo una calma fría, calculada, que me ayudaba a pensar con claridad. La veng