C98: Ven conmigo.
Azhren la observó con detenimiento, fijándose en cómo mantenía la cabeza gacha y los hombros levemente encogidos, como si temiera provocar su enojo con el más mínimo movimiento. Aquella actitud sumisa le llamó la atención, y por un instante frunció el ceño.
—No lo sé… dímelo tú. ¿Has hecho algo malo?
La pregunta tomó a Azucena por sorpresa.
—Yo… creo que no, señor —respondió, sin atreverse a levantar la mirada del suelo.
Azhren inclinó la cabeza hacia un lado, como examinándola.
—Solo te estoy preguntando adónde vas, y a estas horas de la noche —resaltó—. Tú eres una esclava, ¿no?
Azucena tragó saliva, sintiendo aquella mirada que la atravesaba.
—Así es, señor… Soy la esclava del Rey Alfa.
—Llevas la marca del fénix en la nuca, ¿cierto?
Azucena parpadeó nerviosa.
—Así es, señor.
El Delta se cruzó de brazos.
—Eso quiere decir que no eres únicamente propiedad del Gran Alfa. Eres esclava del reino entero. Por supuesto, a él le debes mayor respeto, obediencia y devoción, pero no olvides